

Estar actualizado no es una opción, es una responsabilidad.
En abril de 2023 tuve el privilegio de asistir al Congreso Internacional de Ortodoncia realizado en Alicante, España, una experiencia que reafirmó mi convicción de que el conocimiento se renueva cada día. Estar presente en estos espacios de aprendizaje es parte de mi compromiso con cada uno de mis pacientes. La ortodoncia moderna avanza a pasos agigantados, y quienes lideramos tratamientos con alineadores debemos mantenernos a la vanguardia para entregar diagnósticos más precisos, tratamientos más eficientes y sonrisas más saludables. No se trata solo de tecnología, sino de entender que cada nuevo descubrimiento puede marcar la diferencia en el bienestar de quienes confían en nosotros. La actualización constante nos permite no solo saber más, sino hacer mejor.

Lo aprendido en Alicante fue profundamente técnico y valioso.
Las temáticas abordadas se centraron en detalles esenciales para lograr movimientos más predecibles con alineadores. Desde el uso correcto de attachments para maximizar su eficacia, hasta la precisión del torque al trabajar con elásticos intermaxilares, todo apuntó a optimizar los resultados clínicos. También se discutieron las técnicas más actuales para tratar niños con alineadores, analizando los desafíos particulares que presentan y las ventajas que aportan en etapas tempranas. Otro punto de interés fue el abordaje de movimientos verticales complejos, como la mordida abierta o sobremordida, todo desde una biomecánica rigurosa que aplica sin distinción de marcas. Estos avances no son solo teorías: son herramientas clínicas reales que incorporo día a día en mi consulta.

La ortodoncia también se nutre del intercambio humano.
Uno de los mayores valores de asistir a congresos como el de Alicante es poder compartir con colegas de todo el mundo. Escuchar cómo trabajan, qué priorizan en sus tratamientos y cómo enfrentan distintos desafíos clínicos nos enriquece profundamente. No se trata de replicar fórmulas, sino de comprender otras filosofías de trabajo, contrastarlas con la nuestra y evolucionar. El diálogo entre profesionales nos permite romper esquemas, pulir nuestras decisiones clínicas y entender que detrás de cada técnica hay una historia, una experiencia y una visión distinta del arte de hacer sonreír. Esta conexión humana, además de científica, potencia nuestra práctica diaria con una mirada más global, empática y colaborativa.

